Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://heidibksl138243.blogproducer.com/46115742/un-análisis-profundo-del-cabezazo-de-zidane